interesante

Conoce una isla caribeña que estuvo repleta de ratas y ahora es un paraíso silvestre

Conoce una isla caribeña que estuvo repleta de ratas y ahora es un paraíso silvestre. Aunque no lo creas, es así y se trata de Redonda, la cual forma parte de Antigua y Barbuda, documentada en la antigüedad por Cristóbal Colón en el año 1493 y prácticamente salvaje en bingo porno.

Redonda, la isla que estuvo repleta de ratas

Redonda es una pequeña isla de aproximadamente 1,6 km², descubierta por Cristóbal Colón durante su segundo viaje al continente americano y la cual bautizó bajo el nombre de Santa María la Redonda.

Se trata de una isla solitaria con una superficie de 1,5 km² y 530 metros de ancho, sin habitantes.

Este territorio captó el interés del Reino Unido, que para finales del siglo XIX la anexó a sus posesiones, específicamente en el año 1872 con el fin de evitar cayera en manos de los estadounidenses y así poder explotar el fosfato de alúmina que es muy abundante en ella, al ser producido por el guano de los alcatraces.

Este guano o excremento de ave se emplea como fertilizante y hasta en la fabricación de pólvora; de hecho, por aquellos años fue identificado como oro blanco, gracias al cual se impulsó la agricultura moderna y llevó el comercio a su apogeo.

Fue precisa la llegada de los seres humanos a esta isla para la recolección del guano y con ellos, llegaron también especies invasoras como las ratas negras y algunas cabras silvestres.

Años después que cesara la producción de guano, específicamente al tener lugar la Primera Guerra Mundial, ya no se frecuento la isla pero permanecieron en ella las especies invasoras, devorando todo a su paso, incluso a las especies endémicas y gran parte de la vegetación exótica de la isla.

Todo este islote prácticamente se fue desmoronando, sus rocas se deslizaron hacia el mar, ahogando los ecosistemas submarinos; las aves ya no anidaron allí, las cabras murieron de hambre y Redonda terminó siendo gobernada por ratas.

En el año 2016 se implementó un proyecto de restauración de esta isla y erradicación de las ratas o cualquier otra especie invasora. Era preciso eliminar toda aquella especie que se suponía que no debería estar allí y en pocos meses lograr que la vegetación natural volviera a crecer.

De acuerdo con el testimonio de Johnella Bradshaw, coordinadora del programa Redonda para el Environmental Awareness Group (EAG), organización encargada de llevar a cabo este proyecto, no se ha plantado nada, ni introducido a la isla especie alguna; solo se eliminaron por completo todas las ratas y cabras presentes en la misma.

Sin embargo, al poco tiempo la isla se ha transformado ante sus ojos y se está convirtiendo en un paraíso natural; en consecuencia, tanto ella como el océano que la rodea han sido declarados zona protegida.

Ahora forman parte de la Reserva del Ecosistema de Redonda, con una longitud de 30.000 hectáreas entre tierra y mar.

Esta es una gran victoria para los grupos conservacionistas, algo realmente aplaudible y un ejemplo que se deberá seguir en muchos otros ambientes naturales, donde a causa de la interferencia humana se está dejando sin hábitat a muchas especies y limitándose su tiempo de vida en consecuencia.

No es novedad que la razón por la cual muchas especies se encuentran en peligro de extinción es precisamente que los seres humanos les han privado de sus espacios o sencillamente han introducido especies invasoras que terminan por depredarlos.

Casos como el de la isla Redonda son observados en muchas otras islas costeras que, si bien son focos de biodiversidad, también sirven como espacios idóneos para la explotación comercial, lo que irremediablemente conlleva su contaminación y la transferencia de especies invasoras que con el paso de los años acaban devastándolas por completo, si no se establece un control oportuno.

Scroll hacia arriba